Esta historia sucede en la provincia de Tiana lo que hoy conocemos como Barcelona, en España. 

En medio de una tormenta, dos hombres pedían asilo para pasar la noche, nadie los quería alojar en su casa porque su aspecto era como el de un par de mendigos. Ignoraban los pobladores de esa ciudad que se trataba nada más y nada menos que de Zeus y Hermes. Sólo Filemón y Baucis, su esposa, brindaron con amabilidad un sitio para que descansaran los viajeros. Ante la mirada atónita de Filemón, Baucis se percató de que algo extraño pasaba, pues a pesar de haber servido varias veces las copas, la jarra de vino seguía estando llena.

Filemón, al darse cuenta de que los forasteros eran dioses, decide ofrecerles un ganso, el único animal que tenían en su humilde granja y que conservaban para una gran ocasión. Pero Zeus no lo permitió, agradeció el gesto a ese matrimonio de personas de buenos sentimientos, les dijo que lo acompañaran, que debían emprender una larga caminata hasta la cúspide de una montaña. El matrimonio aceptó la indicación, únicamente Zeus les pidió que no voltearan a atrás, y ellos obedecieron.

 

Al llegar a la cima, la ciudad había sido inundada totalmente, excepto la casa de Filemón y Baucis, y cuando el Dios de Dioses, les ofreció cumplir los deseos que sus corazones anhelaran. 

Su primer deseo fue, ser los guardianes de esa pequeña casa que tenían.

El segundo, convertirla en un templo para adorar a Zeus.

Y tercero, vivir el mayor tiempo posible amándose hasta que la muerte los separe y sus deseos fueron cumplidos.

Después de muchos años murieron juntos y Zeus los convirtió en árboles para que siguieran cuidando juntos del templo, así Filemón fue transformado en Roble y Baucis en Tilo.